Gaudete
et Exsultate: Piedad demagógica en Marzo
Artículo en THE REMNANT
14/04/18
12:00 AM por Christopher A. Ferrara
Gaudete et Exsultate es exactamente lo que se puede esperar
de este pontificado tristemente predecible. Citando a Carl Olsen en Catholic
World Report: “muchas buenas cualidades y pasajes sustanciales… a menudo
eclipsados, o incluso socavados por subterfugios, argumentos dudosos y golpes
bajos”.
Los pronunciamientos bergoglianos en general son precisamente
medidos para transmitir argumentos evasivos y dudosos y golpes bajos, todos
dirigidos invariablemente contra la ortodoxia y la ortopraxis. Las expresiones
de piedad se envuelven alrededor de demagogia eclesiástica vulgar, un guante de
terciopelo para el puño cerrado de humildad militante tan típica de la burda
hipocresía de los clérigos latinoamericanos de izquierda.
El llamado del documento a una relación viva con Dios animado
por la caridad se contradice por su descenso repetido hacia la caricatura
caritativa y la calumnia abierta a los miembros fieles que Bergoglio percibe
como impedimentos para sus maníacos designios. Aquí una muestra de la invectiva
entretejida en los pasajes piadosos del documento:
1) No son saludables las congregaciones contemplativas
separadas del mundo:
No es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el
otro, desear el descanso y rechazar la actividad, buscar la oración y
menospreciar el servicio. Todo puede ser aceptado e integrado como parte de la
propia existencia en este mundo, y se incorpora en el camino de santificación.
Somos llamados a vivir la contemplación también en medio de la acción, y nos
santificamos en el ejercicio responsable y generoso de la propia misión.
2) La Iglesia no tiene todas las respuestas y no debe decirle
a la gente cómo vivir (a menos que sea Bergoglio quien hable):
Cuando alguien tiene respuestas a todas las preguntas,
demuestra que no está en un sano camino y es posible que sea un falso profeta,
que usa la religión en beneficio propio, al servicio de sus elucubraciones
psicológicas y mentales…
Por ello no podemos pretender que nuestro modo de entenderla
nos autorice a ejercer una supervisión estricta de la vida de los demás.
3) La doctrina católica está sujeta a diferentes
interpretaciones según las circunstancias:
“Quiero recordar que en la Iglesia conviven lícitamente
distintas maneras de interpretar muchos aspectos de la doctrina y de la vida
cristiana que, en su variedad, «ayudan a explicitar mejor el riquísimo tesoro
de la Palabra”.
4) La doctrina católica no es monolítica, sino que está
abierta a la duda:
“Es verdad que «a quienes sueñan con una doctrina monolítica
defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una imperfecta
dispersión…”
“En realidad, la doctrina, o mejor, nuestra comprensión y
expresión de ella, «no es un sistema cerrado, privado de dinámicas capaces de
generar interrogantes, dudas, cuestionamientos…”
5) El fuerte apego a la doctrina y disciplina católica es
Pelagianismo:
“Los que responden a esta mentalidad pelagiana o semipelagiana,
aunque hablen de la gracia de Dios con discursos edulcorados «en el fondo solo
confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros por cumplir
determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo
católico del pasado”.
6) Los que se resisten al cambio – es decir, lo que sea que
Francisco quiera – han sucumbido a las fuerzas del mal:
“Esto resulta especialmente importante cuando aparece una
novedad en la propia vida, y entonces hay que discernir si es el vino nuevo que
viene de Dios o es una novedad engañosa del espíritu del mundo o del espíritu
del diablo. En otras ocasiones sucede lo contrario, porque las fuerzas del mal
nos inducen a no cambiar, a dejar las cosas como están, a optar por el
inmovilismo o la rigidez”.
7) Los que dicen que todas las cosas son posibles con la
gracia son realmente pelagianos:
“Cuando algunos de ellos se dirigen a los débiles diciéndoles
que todo se puede con la gracia de Dios, en el fondo suelen transmitir la idea
de que todo se puede con la voluntad humana, como si ella fuera algo puro,
perfecto, omnipotente, a lo que se añade la gracia”.
8) Incluso con la ayuda de la gracia es imposible que “el
débil” mantenga la ley moral dados sus límites “concretos”; solo es posible un
progreso gradual (exaltando así la fragilidad de la voluntad humana sobre la
gracia precisamente a la manera pelagiana que Francisco condena):
Pretenden (los católicos pelagianos imaginarios) ignorar que
«no todos pueden todo» [47], y que en esta vida las fragilidades humanas no son
sanadas completa y definitivamente por la gracia [48]
La gracia, precisamente porque supone nuestra naturaleza, no
nos hace superhombres de golpe. Pretenderlo sería confiar demasiado en nosotros
mismos. En este caso, detrás de la ortodoxia, nuestras actitudes pueden no
corresponder a lo que afirmamos sobre la necesidad de la gracia, y en los
hechos terminamos confiando poco en ella. Porque si no advertimos nuestra
realidad concreta y limitada, tampoco podremos ver los pasos reales y posibles
que el Señor nos pide en cada momento, después de 11 habernos capacitado y
cautivado con su don. La gracia actúa históricamente y, de ordinario, nos toma
y transforma de una forma progresiva [52].
9) El apego a la doctrina y disciplina católica es la aridez
pelagiana que rechaza “el Espíritu”:
“Todavía hay cristianos que se empeñan en seguir otro camino:
el de la justificación por las propias fuerzas, el de la adoración de la
voluntad humana y de la propia capacidad… Se manifiesta en muchas actitudes
aparentemente distintas: la obsesión por la ley, la fascinación por mostrar
conquistas sociales y políticas, la ostentación en el cuidado de la liturgia,
de la doctrina y del prestigio de la Iglesia…
“En esto algunos cristianos gastan sus energías y su tiempo,
en lugar de dejarse llevar por el Espíritu en el camino del amor, de
apasionarse por comunicar la hermosura y la alegría del Evangelio y de buscar a
los perdidos en esas inmensas multitudes sedientas de Cristo[63]. (ibid)
10) Los católicos observadores son conservadores pelagianos
desalmados de un museo religioso que rechazan “el Espíritu”:
Muchas veces, en contra del impulso del Espíritu, la vida de
la Iglesia se convierte en una pieza de museo o en una posesión de pocos. Esto
ocurre cuando algunos grupos cristianos dan excesiva importancia al
cumplimiento de determinadas normas propias, costumbres o estilos. De esa
manera, se suele reducir y encorsetar el Evangelio, quitándole su sencillez
cautivante y su sal. Es quizás una forma sutil de pelagianismo, porque parece
someter la vida de la gracia a unas estructuras humanas. Esto afecta a grupos,
movimientos y comunidades, y es lo que explica por qué tantas veces comienzan
con una intensa vida en el Espíritu, pero luego terminan fosilizados… o
corruptos.
11) Los intentos de limitar la migración masiva de musulmanes
(principalmente varones en edad militar) son moralmente equivalentes a los
asesinatos en el útero:
“La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe
ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida
humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su
desarrollo”.
“Suele escucharse que, frente al relativismo y a los límites
del mundo actual, sería un asunto menor la situación de los migrantes, por
ejemplo. Algunos católicos afirman que es un tema secundario al lado de los temas
«serios» de la bioética. Que diga algo así un político preocupado por sus
éxitos se puede comprender; pero no un cristiano, a quien solo le cabe la
actitud de ponerse en los zapatos de ese hermano que arriesga su vida para dar
un futuro a sus hijos”.
12) Cualquier oposición pública de los fieles a los designios
bergoglianos es una difamación inspirada por el diablo (cuya morada no está
clara dadas las entrevistas con Scalfari):
También los cristianos pueden formar parte de redes de
violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios de
intercambio digital. Aun en medios católicos se pueden perder los límites, se
suelen naturalizar la difamación y la calumnia, y parece quedar fuera toda
ética y respeto por la fama ajena…
“Es llamativo que a veces, pretendiendo defender otros
mandamientos, se pasa por alto completamente el octavo: «No levantar falso
testimonio ni mentir», y se destroza la imagen ajena sin piedad. Allí se
manifiesta con descontrol que la lengua «es un mundo de maldad» y «encendida
por el mismo infierno, hace arder todo el ciclo de la vida» (St 3,6)”. (ibid)
13) Los defensores de la ortodoxia son jueces desalmados que
menosprecian a los demás (dice Bergoglio, que constantemente juzga y
menosprecia a los demás):
“No nos hace bien mirar desde arriba, colocarnos en el lugar
de jueces sin piedad, considerar a los otros como indignos y pretender dar
lecciones permanentemente”.
14) Dios exige que aceptemos el “magisterio” de Bergoglio de
“hoy” y que veamos el Evangelio bajo una nueva luz en lugar de simplemente
seguir lo que la Iglesia (incluidos todos los Papas anteriores) siempre ha
enseñado; todo lo demás es un dogmatismo rígido:
Como el profeta Jonás, siempre llevamos latente la tentación
de huir a un lugar seguro que puede tener muchos nombres:… el rechazo de nuevas
ideas y enfoques[1], dogmatismo, nostalgia, pesimismo… refugio en las normas.
“No se trata de aplicar recetas o de repetir el pasado, ya
que las mismas soluciones no son válidas en toda circunstancia y lo que era
útil en un contexto puede no serlo en otro.
El discernimiento de espíritus nos libera de la rigidez, que
no tiene lugar ante el perenne hoy del Resucitado. Únicamente el Espíritu sabe
penetrar en los pliegues más oscuros de la realidad y tener en cuenta todos sus
matices, para que emerja con otra luz la novedad del Evangelio. (ibid)
Por supuesto, los medios están encantados con este último
ejemplo de puñalada Bergogliana a los católicos creyentes. Particularmente
encantadora es su declaración de una equivalencia moral entre el asesinato
masivo en el útero y los intentos de limitar la migración masiva de musulmanes,
la mayoría de los cuales son hombres en edad militar con teléfonos celulares,
ridículamente representados como “refugiados indefensos”. La CNN exaltó por
esta “reprimenda a los católicos activistas antiaborto que se centran en el
tema y excluyen a todos los demás”.
Pero hemos escuchado de todo antes – una y otra vez,
incesantemente, durante los últimos cinco años. En este momento, el asunto ha
ido más allá de un análisis de declaraciones Bergoglianas para revelar las
píldoras de veneno que siempre están ahí. No hay necesidad de continuar
ejerciendo la verificación del problema cuando incluso un ateo como Marcello
Pera puede ver que Bergoglio esta “poco o nada interesado en el cristianismo
como doctrina, en su aspecto teológico”, que “sus declaraciones parecen estar
basados en la Escritura, [pero] en realidad son fuertemente secularistas”, y
que su pontificado representa una ruptura con la doctrina y la tradición“.
Ahora la pregunta que plantean los fieles, tanto clérigos
como laicos, es si existe algún mecanismo por el cual la Iglesia pueda ser
liberada de las garras de Bergoglio antes de que le inflija aún más daño. Por
lo tanto, vemos comentarios al respecto en importantes fuentes de noticias
católicas bajo títulos como “Los cardenales pueden declarar que un papa
herético ha ‘perdido su oficio’: historiador de la Iglesia.” E incluso el
retirado obispo de Corpus Christi, Texas, René Henry Gracida, especula
abiertamente en su blog sobre la posibilidad de que un concilio imperfecto de
cardenales declare inválida la elección de Bergoglio y proceda a un nuevo
cónclave.
Para empezar, citando a Roberto de Mattei, “Necesitamos tener
el coraje de decir:” Santo Padre, usted es el primer responsable de la
confusión que existe hoy en la Iglesia. Santo Padre, usted es el primer
responsable de las herejías que hoy están circulando en la Iglesia”. “Pero más
que esto, el clero y los laicos deben unirse siempre que sea posible para hacer
lo que San Roberto Belarmino dijo que debemos hacer cuando nos enfrentamos con
este escenario: la hipótesis ahora se convierte en realidad – de un Papa que
intenta destruir la Iglesia:
Así como es lícito resistir al Pontífice que ataca al cuerpo,
es también lícito resistir al Papa, que ataca a las almas o que perturba el
orden civil, y, a fortiori, al Papa que intenta destruir la Iglesia. Yo digo
que es lícito resistirle no haciendo lo que él ordena e impidiendo la ejecución
de su voluntad. … [De Controversiis: Sobre el Romano Pontífice, trad. Ryan
Grant (Mediatrix Press: 2015), Libro II, Capítulo 29, p. 303.
Yendo más allá de un mero diagnóstico de “este desastroso
papado”, que así ha sido confirmado cientos de veces, debemos oponernos
directamente a sus designios en todos los campos de acción que se nos
presentan. Increíblemente, los fieles deben defender a la Iglesia Católica
contra un “Papa Dictador” que quiera destruirla y reconstruirla según su propia
visión, como él mismo lo ha dejado claro en su arrogante manifiesto Evangelii
Gaudium:
Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el
temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las
normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos
tranquilos…
Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo,
para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda
estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización
del mundo actual más que para la autopreservación.
Que el buen Dios libere a Su Santa Iglesia del Papa que ahora
la aflige. Y que la Santísima Virgen interceda pronto en cumplimiento del plan
divino para la restauración inevitable de la Iglesia y el triunfo del Corazón
Inmaculado.
(Traducido
por Xavier P. Díaz para Adelantelafe.com. Artículo original)
Referencias: